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Extracto:Cuando Vladimir Putin anunció el fin de semana que la OPEP extendería los recortes en la producción de petróleo, comunicándolo incluso antes que el propio car
Por Olesya Astakhova, Dmitry Zhdannikov y Bozorgmehr Sharafedin
VIENA (Reuters) - Cuando Vladimir Putin anunció el fin de semana que la OPEP extendería los recortes en la producción de petróleo, comunicándolo incluso antes que el propio cartel se reuniera para aprobarlo, la maniobra generó molestia entre algunas naciones.
Los países estaban inquietos por el rol protagónico que el grupo de productores fuera de la OPEP liderado por Rusia -antaño rival del cartel- estaba jugando en la configuración de las políticas.
Pero la realidad se fue asentando y pronto mostró evidencias de que Moscú puede ayudar a la OPEP en su objetivo de apuntalar los precios del petróleo en momentos en que se recrudece la presión desde otro frente: el presidente de Estados Unidos.
Donald Trump está ejerciendo una presión sin precedentes sobre la OPEP y su líder de facto, Arabia Saudí, exigiendo que bombeen más crudo para bajar los precios del combustible, un problema interno clave para él en momentos en que busca su reelección.
El ministro de petróleo iraní, Bijan Zanganeh, inicialmente expresó su indignación por el anuncio anticipado de Putin sobre los recortes en la producción.
“La OPEP va a morir con estos procesos”, declaró el lunes por la mañana, antes de que los ministros de petróleo del bloque se reunieran en Viena para sellar efectivamente un acuerdo. Pero para la noche del lunes ya estaba apoyando el acuerdo: “La reunión fue buena para Irán y logramos lo que queríamos”.
La OPEP y Rusia se han convertido en inimaginables compañeros al forjar la alianza “OPEP +” para reducir el suministro mundial de crudo y contrarrestar la creciente producción de Estados Unidos y una economía mundial debilitada.
Es un matrimonio de conveniencia, ya que ambos quieren que los precios del petróleo sean más altos para apuntalar sus finanzas, mientras que la alianza también podría fortalecer su posición frente a las demandas de Trump.
“No creo que Rusia esté tomando las decisiones”, dijo el ministro de energía saudí, Khalid al-Falih, cuando se le preguntó si Putin era ahora el jefe de la OPEP. “Creo que la influencia de Rusia es bienvenida”.
El veterano gobernador iraní de la OPEP, Hossein Kazempour Ardebili, estuvo de acuerdo, haciéndose eco del tono conciliatorio de su jefe Zanganeh. “Rusia es un gran jugador. Si anunció algo de acuerdo con el resto de la OPEP, esto es bienvenido”, sostuvo. “Estamos trabajando juntos”.
Irak, que ha superado a Irán como el segundo mayor productor de la OPEP después de Arabia Saudí y ha acaparado su participación de mercado en Europa y Asia, también dijo que el pujante rol de Moscú es positivo.
Este coro de aprobaciones es un cambio radical en las relaciones entre la OPEP y Rusia, que se caracterizaron durante décadas por la antipatía y la desconfianza.
DINÁMICA CAMBIANTE
Putin anunció el sábado que se había reunido con el príncipe heredero de la corona saudí, Mohammed bin Salman, en el marco de la cumbre del G-20 en Osaka y que habían acordado extender los recortes de producción de la “OPEP +”.
Gary Ross, consejero delegado de Black Gold Investors, dijo que incluso aunque era “poco delicado” para Arabia Saudí permitir que Putin anunciara el acuerdo, esto refleja la dinámica cambiante del mercado petrolero.
“Trump tiene un interés: los bajos precios del petróleo. Putin quiere precios más altos”, dijo Ross, un veterano observador de la OPEP. “Putin es de vital importancia para la OPEP. Y aún le conviene a Rusia cooperar con la OPEP, ya que la mitad de su presupuesto proviene de los ingresos de energía”.
Rusia necesita precios de 45 a 50 dólares por barril para equilibrar su presupuesto y sus finanzas, afectadas por las sanciones impuestas por Estados Unidos después de la anexión de Crimea. Arabia Saudí necesita un precio aún mayor, de 80 dólares por barril. El barril de Brent, la referencia internacional para los precios del crudo, se encuentra actualmente en el área de los 65 dólares por barril.
Pero así como la colaboración podría prestar apoyo a Arabia Saudí contra la exigencia de Trump, quien ha exigido a Riad aumentar el suministro de petróleo si quiere apoyo militar de Washington en su enfrentamiento con Irán, también da a Putin más que ingresos adicionales.
Las buenas relaciones con Riad refuerzan la influencia de Moscú en Oriente Próximo, ayudan a la campaña de Putin en Siria e incluso podrían contribuir a reparar las relaciones con Washington, según dos fuentes de la delegación rusa a Viena, donde se reúnen los funcionarios de la OPEP.
El cambio de tono de Irán, en particular, ilustra las presiones políticas y económicas en conflicto que enfrenta. La caída de la producción de Teherán, debido a las sanciones de Estados Unidos reimpuestas y extendidas por Trump, ha reducido su papel dentro de la OPEP, al tiempo que aumenta el de Arabia Saudí y los productores no miembros de la OPEP liderados por Rusia.
Pero Irán también está buscando ayuda de Rusia, uno de los pocos países que se ha ofrecido a colaborar con la república islámica para contrarrestar las sanciones que ahogan su comercio de petróleo.
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