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Extracto:Sin que sea todavía una realidad, la moneda de la eurozona avanza en su paso hacia un mercado hasta hace poco inaccesible
Tal cómo señalamos en ocasiones anteriores la fiebre por las criptodivisas y los llamados criptoactivos apenas inicia.
Incluso, no olvidemos que existe la posibilidad de un mercado de divisas digitales públicas que, si bien no serían en esencia criptomonedas, sí tendrían muchas de las características y rivalizarían con este mercado cada vez más consolidado, serían un criptoactivo.
Como sabemos, el euro digital es en realidad a estas alturas nada más que un proyecto, pero que se ha tomado con mucha seriedad por parte de las autoridades monetarias de la Eurozona, especialmente a partir del año pasado como consecuencia de los cambios generados en el comportamiento de la sociedad por el Covid y la lluvia de nuevos métodos de pago que salen a los mercados de manera constante.
Así, en octubre pasado el Banco Central Europeo (BCE) abrió una consulta pública sobre la divisa digital, misma que concluyó apenas el pasado martes 5 de enero con resultados llamativos por el gran interés que mostraron los ciudadanos de las naciones afiliadas a la zona del euro.
En el proyecto que actualmente maneja el BCE, cuya gran parte sometió a consulta en la eurozona, destacan las causas que darían origen al nacimiento de un criptoactivo como el euro en su faceta digital, todo un reto por donde se le vea.
El BCE destaca que algunas de las justificaciones más importantes serían las siguientes: el crecimiento constante de la demanda de pagos electrónicos, tanto por parte de empresas como de personas físicas, especialmente a raíz de la pandemia; la necesidad de una forma de pago digital en la zona del euro, pero libre de riesgos, lo que solamente se garantiza con la participación decidida del BCE; además, un marcado desplome de los medios de pago en efectivo, la contraparte del primer punto señalado, debido a la digitalización de los sistemas financieros en toda la región y en el mundo en general.
El BCE insiste en que seguirá realizando emisión de billetes y monedas, pero como complemento del euro digital si el proyecto llega a consolidarse y eventualmente despuntar como el medio de pago predilecto en la eurozona, algo que no se descarta en absoluto con el paso de los años, incluso parece ser la tendencia global.
Hay una diferencia evidente entre una criptomoneda como el bitcoin y un criptoactivo como el euro digital, pero en un mundo que ha evolucionado tanto y de que se espera mucho más en materia de digitalización y medios de pago, no es descartable que tanto la criptomoneda como el criptoactivo lleguen a rivalizar en algún momento en las carteras de los operadores que tendrán distintas opciones; al final del día, ambos, el euro digital y la criptomoneda que sea, están llamados a vivir en un ecosistema financiero distinto al actual, muy diferente al que conocemos desde hace muchas décadas, este mundo estará lleno de criptoactivos, medios de pago digitales y criptomonedas, los límites los pondrán ellos mismos.
Ya que hablamos de criptomonedas como el bitcoin, los movimientos de este empiezan a parecerse cada vez más a los de las monedas clásicas, aunque con much9o mayor volatilidad como es lógico por la inmadurez del mercado.
Luego de que la cotización del bitcoin alcanzara un máximo histórico arriba de los 40 mil dólares, se “desplomó” hasta niveles aproximados de 32 mil 300 dólares; al momento de escribir estas líneas cotizaba en 37 mil 300 dólares, lo que significa una ganancia de 10.35 por ciento sólo respecto a la sesión previa.
Un desempeño no apto para cardiacos, pero que al analizarlo gráficamente empieza a comportarse como lo han hecho prácticamente todas las divisas del mundo al menos en alguna ocasión. Todo indica que la caída fue parte de un clásico proceso de “consolidación” del espectacular repunte observado por el bitcoin a partir de mediados de diciembre. Bienvenidos a un nuevo y fascinante mundo.
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