La economía japonesa apenas crece y la debilidad del consumo plantea un reto monetario

Por Kantaro Komiya y Eimi Yamamitsu

TOKIO, 9 mar (Reuters) - La economía de Japón evitó por los pelos la recesión en los últimos meses de 2022, creciendo a duras penas gracias a la debilidad del consumo tras la contracción registrada del tercer trimestre, según mostraron datos revisados, lo que subraya el reto al que se enfrentan los dirigentes monetarios del país, que están tratando de apuntalar una recuperación frágil.

La inflación récord y la ralentización del crecimiento mundial, en un escenario de endurecimiento monetario en gran parte del mundo, han socavado la reactivación pospandémica de la tercera mayor economía del mundo, a pesar de la relajación de los controles de COVID, los subsidios energéticos y la política monetaria ultraflexible.

Las empresas niponas, presionadas por el Gobierno para que aumenten los salarios con el fin de impulsar el consumo de los hogares, están lidiando con una demanda débil en un momento crucial para las negociaciones laborales de primavera.

El producto interior bruto (PIB) de Japón creció a un ritmo anual del 0,1% en octubre-diciembre, frente a la estimación preliminar de una expansión del 0,6% y muy por debajo de la previsión de promedio de los economistas de un aumento del 0,8% en una encuesta de Reuters. Esta cifra llega tras una contracción revisada del 1,1% en julio-septiembre.

La expansión se traduce en una variación intertrimestral casi plana del 0,02%, según los datos publicados por la Oficina del Gabinete, frente a la lectura preliminar y la estimación de los economistas de un crecimiento del 0,2%.

Hubo una recuperación menos fuerte en los servicios (gasto), mientras que el aumento de la inflación probablemente también frenó el consumo, dijo Wakaba Kobayashi, economista del Instituto de Análisis Daiwa.

El consumo privado, que representa más de la mitad del PIB del país, creció un 0,3%, según los datos, una cifra inferior a la estimación inicial de un aumento del 0,5%.

El gasto en servicios como restaurantes y hoteles, así como en bienes, fue menos sólido de lo estimado anteriormente, según el informe.

(Reporte de Kantaro Komiya y Eimi Yamamitsu; gráficos de Pasit Kongkunakornkul; edición de Chang-Ran Kim y Shri Navaratnam)